viernes, 17 de abril de 2009

La Administración Pública y la Web 2.0


Cada día nos resulta más claro que la filosofía “web 2.0″ está basada en el diseño de contenidos dirigidos a la participación y la colaboración mediante estrategias de comunicación que derivan en la creación de herramientas ágiles para todo proceso de intercambio de información.

Y desde hace tiempo la Administración Pública, está enmarcada en un proceso de cambio para incorporar las TIC en beneficio de los administrados. Esto ya no nos resulta innovador. Podemos encontrar fácilmente páginas web de administraciones públicas que nos facilitan cualquier gestión ante muchos de sus organismos o entidades. Incluso encontramos terminales que nos ofrecen muchos servicios directamente ligados a la Administración, y hasta podemos recibir en nuestro teléfono móvil un aviso sobre una oferta de empleo por parte de la Administración competente.

Pero sin embargo, por el momento tengo la sensación de que la Administración tiene una asignatura pendiente con los ciudadanos y ciudadanas si no realiza los esfuerzos necesarios para incorporar esta filosofía de la “web 2.0” en sus mecanismos de comunicación.

Es el “feedback” que permite la web 2.0 el que debe aprovechar la Administración facilitando la creación de redes sociales que permitan la participación activa y que sirva de barómetro de actuación permitiendo comprobar la eficacia de las medidas puestas en marcha o recogiendo las propuestas que los ciudadanos y las ciudadanas podemos aportar en beneficio de nuestra sociedad.

Ya hay mucha literatura al respecto. Hay quien habla de nuevos criterios de “Gobernanza” o quien bautiza esta nueva perspectiva pública como “Gobierno 2.0”. Los ámbitos de aplicación son muchos y el potencial enorme. Áreas como Bienestar Social o Sanidad y Salud son claro ejemplo de ello, donde la gestión de colectivos desfavorecidos, la aplicación de la Ley de Dependencia o actuaciones sobre la violencia de género, por ejemplo, suponen importantes hitos de penetración de esta filosofía que permita la participación directa con los agentes involucrados.

Y pese a todo, a veces la Administración Pública muestra su rigidez, sacando a relucir aquellos criterios ya superados de jerarquía o corporativismo, pero que redundan de manera muy negativa para aprovechar todos los beneficios que la web 2.0 pone a nuestro alcance.

Así por ejemplo, para quien escribe, trabajador ligado a la Administración Pública, es fácil descubrir cómo hay quien siente los instrumentos de la web 2.0 como algo “informal” y por tanto ajeno a “lo público”. Así lo sentí de mis superiores cuando rechazaban dotar de contenido un blog creado por un compañero como un recurso más para gestionar el grado de calado y de incidencia de un proyecto de desarrollo en nuestra comunidad. La excusa: “la burocracia manda”. Habría que solicitar permisos, los logotipos son corporativos, el alojamiento web debería ser público, …… y un sinfín más de “pequeños detalles” que muestran ese grado de hermetismo que refleja los que supone una Administración Pública frente a quienes deberían ser partícipes directos en su gestión en lugar de ser “gestionados” o “gobernados”.

Aun así, quiero ser optimista y pensar que pronto llegará el día en que seremos capaces, al menos quienes apostamos por un desarrollo eficaz de las herramientas TIC y de la web, de trasladar todos los beneficios que la web 2.0 ofrece para la intercomunicación social.

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